20 mayo 2017

INSTANTE




















Solo hay que parar un instante...

Dejar de correr, dejar de caminar, dejar de pensar y abandonarse a la inmensidad de un silencio preñado de vida. Dejarse mecer por la contemplación de lo que sucede alrededor, empaparse de las esencias que en esa décima de segundo respiran con uno, al mismo son, con el mismo latido. A veces basta con dejarse embriagar durante un momento por las formas que evocan estados de sosiego para descubrir conmovido que la belleza siempre está ahí...

Solo hay que parar un instante...

10 abril 2017

07 abril 2017

FRÁGIL

La vida comienza como un hilo frágil y liviano, lo contiene todo y de todo adolece, es una yema pequeña en el extremo de una rama o un arroyo que se desliza suave por una ladera. No importa si llegará a convertirse en un gran árbol o en un río caudaloso o simplemente vuelve a ocultarse en la tierra para proseguir su camino por los oscuros caminos, también es posible que brote de nuevo en otro lugar, nada de eso importa.
Desde el momento que vió la luz, ya pasó a formar parte de la sinfonía natural y ya por siempre será,
Es.

04 diciembre 2016

EN LA PLAYA

DSC_0073
Camina junto a mí, no demasiado cerca, pero tampoco lejos. A veces creo que la oigo sentir, suspira fuerte como queriendo recoger en una bocanada de aire todo el momento, entonces me mira con esos ojos redondos que llenan el silencio de grandes sentimientos, como diciéndome “sí, esto es lo que quiero”.
Solo hay silencio, un suspiro, una sonrisa, no hay palabras, ni elaboradas frases. Nada y Todo. Nada superfluo, todo sentimiento. Nuestras manos se acercan ni se aferran la una a la otra, se cogen con una fuerza que habla de confianza y las manos también se hablan en el contacto, no es una caricia suave, más bien es un gesto seguro, como en un acto de entrega, de piel y músculo compartido, como si las manos se abrazasen y susurraran ¡qué momento tan grande!, ¡qué viento nos enerva!...
5
Seguimos caminando, es una playa grande, larga y estrecha, es como una bahía natural entre dos farallones, no tiene arena dorada, ni fina, es una playa de piedras grandes y redondas, doblegadas por la constancia del mar, pulidas, brillantes o mates, hermosas todas, cuando llega el agua a la orilla, las piedras cantan al chocar unas contra otras y suena una especie de cacareo con el océano chisporroteando al fondo, pequeñas explosiones de espuma se mezclan con la danza de las piedras.
DSC_0087A cada paso nuevo el mar lanza una andanada de espuma contra la playa y nuestras manos se aprietan un poco más, nuestros ojos miran al frente, no nos miramos a los ojos, no hace falta… estamos ahí, con el viento en la cara, la frente en el cielo, también el pecho y dentro el corazón cabalgando lento, a un trote firme.

30 octubre 2016

CINCO MINUTOS, CINCO METROS CUADRADOS

​Es otoño, aunque parezca primavera. El sol calienta, sobre los árboles el color ocre de sus hojas resplandece como oro viejo. Decenas de insectos garabatean en el aire mil cabriolas como si celebrarán está inversión del clima. Mosquitos diminutos y otros zancudos que parecen pequeñas aves, moscas y moscardones, abejas, abejorros y mariposas, todos juntos sobre la enredadera del porche donde estoy, bailan y viven lo que les toca vivir, sin más.
El sonido alrededor de este relativamente pequeño mundo de la enredadera, es un zumbido constante, a veces tan intenso que no puedo evitar dejar lo que estoy haciendo, leer, para prestar atención a lo que dice el entorno. Entonces también veo, en el contraste de las sombras como una araña desciende con su hilo construyendo hogar.
Abriendo la circunferencia de mi atención, más allá de la enredadera, en los árboles cercanos, se ocultan pequeños pájaros, silbándose unos a otros, cambiando de rama, rápidos y escurridizos buscando un sitio desde el que ver más y mejor para capturar algún insecto desprevenido, y yo sin poder evitarlo también silbo con la ilusión de quizás "rozarme" con ellos, cosa que al principio parece suceder, responden al silbo, pero al momento aburridos de mi monótono soniquete, guardan un "respetuoso" silencio.
En un instante el zumbido del porche se mezcla con el canto de los pájaros y conmigo... Y me embarga la sensación dulce de que todo está en su sitio, cada impulso de vida "hace lo que tiene que hacer" vivir. Los árboles otoñean al sol, los mosquitos danzan en el aire, los abejorros liban los recién nacidos brotes, las arañas tejen pacientes su tela. También hay mamíferos, Risko, un perro de aguas que me mira fijo a los ojos cuando estoy triste y (para los escépticos) no es coincidencia, estoy yo y mi organismo, respirando y participando de este despliegue de vida. A lo lejos se oye el cencerro de alguna vaca y el balido de unas pocas ovejas.
Intento captar todos estos sucesos, desmenuzarlos, atenderlos y cuidarlos, en la "certeza" de que esta experiencia (en un espacio-tiempo de 5 m²-5' ) forma parte de la VIDA que se desarrolla sin freno.

De pronto suena un pitido agudo y desagradable... mensaje en el móvil, vuelvo al sueño de lo cotidiano... No se qué de la investidura. 

Se hace un silencio sepulcral de milésimas de segundo... En el plexo solar me estalla una carcajada de otoño-primavera que no puedo describir, sube hasta la garganta y sale como un volcán... 

Vuelven los zumbidos, los trinos y Risko moviendo el rabo...
¿ otro mundo es posible ? No!!!

¡¡¡ YA EXISTE OTRO MUNDO !!!


28 febrero 2016

VOLVER A CASA UNA Y OTRA VEZ...



En el principio está lo olvidado, el origen de la esencia que somos. Desde los primeros avances, observando, gateando, explorando, desbrozamos y recolectamos los mimbres con los que construimos el recipiente donde reposa nuestro ser, ese vuelo de esencia libre, ausente del polvo que el caminar pega al cuerpo, alejado del ignorante temor a envejecer, a morir, al éxito y al fracaso. Esa luz que late en un rincón íntimo, solo accesible desde el silencio valiente enfrentado a nuestra verdad, desde la soledad sin estridencias, transformadora, que muestra la inmensidad en la que nos regocijamos en compañía de otras soledades sensibles al destello primigenio. Rayo delicado como una candela eterna, que por muy bravo que sople el viento resiste a sus envites danzando, contorsionandose y cantando sin fin "sigo aquí".


En lo cotidiano, nuestro caminante avanza entre guijarros, trochas escarpadas, a través de prados y veredas floridas, se deleita con el dulzor de la fruta, maldice el dolor de las caídas, los tropiezos y las encrucijadas. Escucha los ecos aprendidos, grabados por la experiencia, las voces que atemorizan y frenan, que ensalzan el miedo, lo coronan, lo empoderan y así empezamos a vernos cargados con un peso ajeno a lo que en realidad somos. Y ese fardo pesado dispara la distancia de la cuna donde danza la llama del amor que somos, y cuanto más lejos estanos, más nos ensordece la vida.

Retornar a la llama fértil, volver los ojos hacia el interior, es la salida del laberinto, abandonar el grito y volver al silencio, hacer lento el caminar, deternos en las miradas, saborear la incertidumbre con gusto, flotar con los perfumes, revolcarnos en el polvo, bañarnos en los rios...

En eso estamos, en no perder de vista el rescoldo que somos.

INSTANTE

Solo hay que parar un instante... Dejar de correr, dejar de caminar, dejar de pensar y abandonarse a la inmensi...