04 diciembre 2016

EN LA PLAYA

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Camina junto a mí, no demasiado cerca, pero tampoco lejos. A veces creo que la oigo sentir, suspira fuerte como queriendo recoger en una bocanada de aire todo el momento, entonces me mira con esos ojos redondos que llenan el silencio de grandes sentimientos, como diciéndome “sí, esto es lo que quiero”.
Solo hay silencio, un suspiro, una sonrisa, no hay palabras, ni elaboradas frases. Nada y Todo. Nada superfluo, todo sentimiento. Nuestras manos se acercan ni se aferran la una a la otra, se cogen con una fuerza que habla de confianza y las manos también se hablan en el contacto, no es una caricia suave, más bien es un gesto seguro, como en un acto de entrega, de piel y músculo compartido, como si las manos se abrazasen y susurraran ¡qué momento tan grande!, ¡qué viento nos enerva!...
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Seguimos caminando, es una playa grande, larga y estrecha, es como una bahía natural entre dos farallones, no tiene arena dorada, ni fina, es una playa de piedras grandes y redondas, doblegadas por la constancia del mar, pulidas, brillantes o mates, hermosas todas, cuando llega el agua a la orilla, las piedras cantan al chocar unas contra otras y suena una especie de cacareo con el océano chisporroteando al fondo, pequeñas explosiones de espuma se mezclan con la danza de las piedras.
DSC_0087A cada paso nuevo el mar lanza una andanada de espuma contra la playa y nuestras manos se aprietan un poco más, nuestros ojos miran al frente, no nos miramos a los ojos, no hace falta… estamos ahí, con el viento en la cara, la frente en el cielo, también el pecho y dentro el corazón cabalgando lento, a un trote firme.

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INSTANTE

Solo hay que parar un instante... Dejar de correr, dejar de caminar, dejar de pensar y abandonarse a la inmensi...